domingo, 22 de septiembre de 2013

EL TORO DE CRETA. EL SÉPTIMO TRABAJO DE HÉRCULES

No eran pocas las hazañas que Hércules había arrojado como un botín de guerra a los pies del soberbio Euristeo y ya dudaba éste que hubiera tarea alguna ante la que el esforzado hijo de Zeus pudiera sucumbir. Embebido en el odio, pasaba las noches en vela, planeando cuál podría ser el próximo trabajo con el que fustigar al héroe.


Obtuvo la esperada respuesta del cielo nocturno. Los cuernos de la luna, suspendidos sobre el palacio como un ornamento prendido sobre la oscuridad,